Este fue todo un descubrimiento para mí.
Hoy he querido hacer mi pequeño homenaje desde aquí a la poetisa ya fallecida Sagrario Torres.
Sin duda si estás buscando libros de poemas diferentes y sobre todo contundentes, quédate conmigo y pon el corazón en esto…
Su poesía, en el libro «Esta espina dorsal estremecida», es impactante y sonora.
Un rosario de sonetos maravillosos que hoy tengo el gusto de compartir contigo bajo un cielo plomizo que anuncia lluvias….
Si abrimos el libro, y antes de comenzar con ellos, unas palabras del genial Cervantes, un pequeño fragmento de «Persiles y Sigismunda«.
Salga con la doliente ánima fuera
la enferma voz, que es fuerza y es cordura
decir la lengua lo que el alma toca.
Quejándote, sabrá el mundo siquiera
cuán gran fue de amor tu calentura
pues salieron señales a la boca.
Libros de poemas distintos para saborear a cualquier hora
Y ya sin más preámbulos, te dejo con esta gran obra de esta peculiar autora.
Paso a reescribirlos por aquí para que puedas disfrutarlos, y como casi siempre, al final del post, podrás comentarme lo que quieras, incluso si no encuentras el libro y necesitas hacerte con un ejemplar.
Soneto Uno
Un techo de carbón, un gran bloqueo
de paredes, han puesto cegadora
cortina a mi visión tan trepadora
que alcanzó más allá de su deseo.
Y me atiranto. ¡Quiero ver! No veo…
Ya no alcanza mi frente vencedora
la cara del paisaje de la aurora
en la que yo ponía mi recreo.
¡Paredes, más paredes!… Contenida,
por losas estrechada, no han dejado
hueco donde apoyar mi voz vencida.
Ay, pájaros, romped esta guarida
y cantad en el poste electrizado
de mi espina dorsal estremecida.
Soneto Dos
Con una hoz, despacio, lentamente,
vienen a cercenarme los tobillos
y sogas circulares, como anillos,
suben desde mis pies hasta la frente.
Baja una nube de alquitrán caliente
que funde mis atajos y pasillos;
la altura de enramados ventanillos
por donde escapa mi alma diariamente.
Quien maneja la hoz, tiene figura
de macabra mujer que va danzando
sin vientre en siete espejos repetida.
Su aliento rompe azogues. En diablura,
los vidrios formas pies que van trepando
por mi espina dorsal estremecida.
Soneto Tres
Cuanto puede se escapa mi agonía
del baile que rubrica su sentencia.
De rodillas le pido su clemencia
para alcanzar la cúspide que es mía;
la que subí descalza día a día
envuelta en mi más grande resistencia.
Imploro su retraso, su clemencia,
hasta lograr la loca travesía
de saltar a la cúpula que esmalta,
para beber desnuda todo el viento
y sostener mi copa enfebrecida
al filo de una torre, la más alta,
volcándola en total derramamiento
por mi espina dorsal estremecida.
Soneto Cuatro
¡Siempre viviendo! En sueños y despierta.
¿Qué será no vivir, si acostumbrada
está la carne a verse despertada
abriendo sin cesar la misma puerta?
¡Las noches, las mañanas! Cómo es cierta
la sensación de estar aquí sembrada,
amando hasta esa fecha destinada
a ocupar estadística de muerta.
Mis desplegado corazón de ala;
yo, medusa; yo, cínife en los charcos,
¿estaré siempre quieta, detenida?
Yo, aspas, gallardete, pez que escala.
¿No subirá sus sueños a otros barcos
esta espina dorsal estremecida?
Soneto Nueve
Hasta que llegue a plácidas mansiones
por encima de toda astrología,
seré lirio de agua, peonía,
célula dividida en mil fracciones.
Mi corazón creará otros corazones
donde no pueda la microscopía
hallar en otra carne sangre mía,
en otro aliento mis emanaciones.
Seré color, espectro luminoso
en un prisma que nunca el hombre alcanza.
Volaré, nadaré sin ser cogida.
Seré imagen del verso más gozoso,
de un poeta que tenga semejanza
con mi espina dorsal estremecida.
Soneto Diez
La rajadura súbita y ardiente
sentiré el volcán. Veré el diamante
en la compacta oscuridad brillante.
La dulce, la salada, la bullente
termal cuna del agua, su incipiente
crecer. El blando, el misterioso guante
que va empujando al tallo – tan amante –
porque florezca prodigiosamente.
Sentiré el peso de la flor caída
y el brinco de gacela en los jarales
huyendo de algún macho perseguida.
Al morse del orgasmo de la vida
ha de asistir, vibrando en sus rituales,
esta espina dorsal estremecida.
Es increíble su poesía, tan dulce y tan vibrante ¿verdad?
Por ello no quería dejar pasar la oportunidad de compartir contigo sus versos si buscas libros de poemas para disfrutar en soledad…
Y ya sabes, ¡compartir es vivir! así que puedes hacerlo a través de tus redes sociales si te apetece y ayudar a que estos libros de poemas lleguen a cualquier rincón del mundo…
Speak Your Mind