Nos asusta ser infértiles, estar secos de ideas y no nos gusta enfrentarnos al vacío, a la nada. Mirar al horizonte y no saber quiénes somos. No saber qué plantar. O peor, creer que jamás estaremos preparados para enterrar nuestras semillas, si es que alguna vez las encontramos, para que revienten y surjan de la tierra, cuando seamos capaces de regarlas sin temor a mojarnos los pies…
La paz creativa es un estado natural del escritor, donde la inspiración y la sequía coexisten; donde lo correcto y lo incorrecto, coexisten, donde la duda y la certeza, conviven en total armonía; donde cohabitan el miedo y la calma, donde lo hacen absolutamente todos los estados mentales e incluso, espirituales, por los que todos tarde o temprano, vamos pasando.
Convivir en unidad con ello, es el destino soñado. Esa en la paz creativa, es el deseo más profundo que a veces, desterramos a zonas oscuras y sombrías, para seguir sufriendo en silencio y valiéndonos del desencanto y el chantaje.
La imagen que tú tienes de ti como escritor o escritora, no te va a llenar nunca. No. No lo va a hacer, es solo una imagen en tu cabeza. Crees que necesitas cosas, pero no es cierto; ya lo eres todo y lo tienes todo dentro de ti… Mientras te fíes de eso que piensas y que vas proyectando por el mundo, esa carencia que tienes y que quieres llenar a toda costa, más cosas buscarás para cubrir ese vacío que sientes. Cursos, personas a las que seguir y de las que aprender aquello que crees que no sabes, llegar a ser como otro escritor o escritora, que tu libro sea como lo es otro, que triunfe igual que lo ha hecho aquel…
Te invito a que cuestiones esa idea que tienes de ti mismo o de ti misma, verás como desnudándote, puedes encontrar mayor nivel de pureza en lo que escribes. Encontrarás tus semillas, podrás sembrar…. Asusta, lo sé, lo he vivido. Me he despojado de capas y capas (y las que me quedan aún) para llegar a un punto neutro, porque descubrí que no podía acabar con mi insatisfacción, por más que estudiara cursos, por más que aprendiera formas de mejorar mi escritura, de pulir mis técnicas narrativas, perfilar mis personajes … Yo siempre quería más, no estaba satisfecha.
No digo que esto no sirva, solo que no te infravalores. En mi caso, ocurría siempre, y buscaba llenar, no complementar. Hasta que observé y cuestioné esa imagen que tenía de mí como escritora, esa maldita barrera autoimpuesta que no me dejaba respirar tranquila.
Para vivir escribiendo, para dejar de fingir…
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