El Don de la Fertilidad

Somos seres increíbles.

Absolutamente mágicos y dignos de la mejor de las obras escritas, pintadas o compuestas, por y para nosotros los humanos.

Me encanta perderme en este tipo de pensamientos, aceleran mi corazón y me permiten observar y maravillarme de lo grandes y pequeños que somos al mismo tiempo.

Un raza auténtica, fuerte y vibrante, que riega de vida a la tierra, segundo a segundo y rincón a rincón…

Quizás el azar, el destino, nuestro amor y nuestros sueños, se mezclen donde quiera que estemos jugando a ser también un poco dioses… O quizás no. Quizás todo esté cuidadosa e inteligentemente orquestado para que estemos aquí y ahora.

Por aquello del poder y de la fuerza que tenemos en nuestro interior.

El don de la fertilidad se nos ha dado, al igual que está en todo lo que nos rodea…

Si te fijas y sin que podamos hacer nada, todo surge, espontáneo, como pequeños momentos eléctricos que encienden la chispa de nuestra creación.

El nacer, el renacer, el movimiento circular de las cosas, los primeros y los últimos alientos de vida…

Del árbol a la luz, del viento a la tierra.

Un instante de eclosión en cualquier resquicio invadido, un hilo de esperanza pese a que existan zonas necesariamente oscuras.

De la cueva en la sombra, bajo la espesura de una única gota, caída en ese justo instante en el que está todo preparado…

De la mente fértil, del vientre de las ideas, surgirán todas nuestras fantasías.

Es un impulso concedido para que podamos parir poesía, teorías, historias, relatos y arte puro en nuestra creación suprema, La Vida.

No hay nada que no encaje entre nosotros y el mundo que nos rodea. Nada que nos impida dejar de crecer.

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