Mi reseña del libro «Poemario sin fin… Para ella»

Hoy comparto por el blog una reseña que me hace especial ilusión, y es que, me encanta cuando cae en mis manos un libro de poesía. Y más, cuando encierra tanto verso arrolador de amor y pasión sin límtes como lo hace este.

Lo confieso, soy una apasionada de los poemas más tradicionales, de esos poemas de amor que yo llamo «de toda la vida», ya que cuando empecé a leer poesía desde bien pequeña, fueron este tipo de palabras amorosas las que me atraparon. Y lo hicieron para siempre. Crecí con Bécquer, no te digo más.

Quizás otras personas encuentren apasionante la poesía contemporánea, no tengo nada en contra de ella, pero yo vibro en otra sintonía, la disfruto de otra manera. ¿Nostalgia? ¿Buen gusto o mal gusto poético? Que más da, cada uno escribirmos lo que nos nace… Y leemos lo que nuestra naturaleza nos sugiere.

En este caso, el libro «Poemario sin fin… Para ella», del autor Adrián D. Arcadich, me ha resultado bellísimo. Por eso decidí compartirlo por el blog, para que tú también pudieras disfrutarlo.

Adrián nació en Junio de 1970 en Puebla (México) y nos habla de amor y honestidad a raudales en esta obra.

Si ahora mismo lees sus maravillosos versos desde Latinoamérica o cualquier otro lugar del mundo, puedes acceder al libro en amazon.com, si eres de mi país, España, ya sabes, también lo tienes en amazon.es.

Me he descubierto emocionada leyendo muchos de ellos, sobrecogida por la poesía conmovedora y directa de este autor. Te trasportará sin duda al pasado, donde se hacía poesía de esa que eriza la piel, que ensalza el amor verdadero y no deja la pasión a un lado.

Es una poesía que arrasa como un tsunami, que agasaja, que te hace profundizar en los misterios antiguos del amor a una dama, en aquella forma de amar casi obsesiva que solo un poeta comprende…

Sin más preámbulos, paso a compartir contigo algunos de los poemas que más me han gustado, aunque es un libro muy extenso y esconde demasiadas joyas, me ha costado un par de días elegir cuáles compartir contigo:

Sueño añorado

Sueño de otoño añorado por mi latido,
rosa de indeleble fragancia
Tu belleza no tiene afinidad ni similitud
Con las cosas que moran en el mundo.

¿Hacia dónde irán la frenética vibración
O palpitar enamorado de mi corazón?
¿Si no es hacia tu vivaz sustancia
Moderadora de mis tormentos sin reposo?
Dímelo tú, muñeca palpitante hacia donde irán?

¡Y la respuesta es obvia, hacia a ti
Inusual y eterna belleza… hecha mujer!
Te aguardaré mientras llegas, ¡mi sueño!
Entretanto, seguiré aspirando tu místico recuerdo

Aunque no te pueda ver

Aunque no te pueda ver; eres el canto y rezo de mis labios.
Antes de irme a reposar plácidamente te evoco.
Diosa fascinante vives en los cánticos que exhala mi aliento,
Y arrodillado espero con vehemencia una respuesta tuya.

Aunque no te pueda ver; eres sol y amanecer de mi existencia,
la primera cosa bella visualizada en mi memoria,
la invisible caricia viajando en el viento, ¡silenciosa… cálida!

Aunque no te pueda ver; tu esencia recorre por mis venas,
rebozando sensaciones agradables… !enmelando el alma mía!
Y el génesis del regocijo se apodera de todas mis partículas
despojándolas de sus tristezas y de sus extasíes melancólicos

Aunque no te pueda ver; llevaré tu estigma amoroso en la piel.
Y así será hasta el final de mis días, así me lo has hecho saber.
Aunque no te pueda ver… ¡¡¡tú naciste a la medida de mi amor!!!
Y aunque no me puedas ver… ¡yo nací a la medida de tu amor!

La sed de mis antojos

Navego en los encantos de tu cuerpo
Con la firme intención de complacer
Todos los antojos de mi cuerpo enfermo
de placer, y calmar mis ansias… mi sed.

Un remolino de sensaciones me abraza,
Y siento como tus llameantes deseos
van tornando mi sombría piel… en brasa.

Y en ese instante una lujuria nos envuelve.
Tú sin pudor me susurras verbos enamorados,
¡Jadeando de ganas intensas! y tu corazón
enloquecido me dice que eres solo mía… ¡mía!

Y mientras yo acaricio con mis labios
la ternura y tibieza exquisita de tu cálido vientre;
escucho el murmullo excitado de tu boca,
acompañado de un gemido, diciendo así:
Besa la mariposa cautiva en mi lugar más oculto
Y por premio te daré… ¡Sus tibias dulzuras
que endulzarán el fuego amargo de tus antojos!