Podría resumir en una sola palabra lo que me pasó al leer las primeras páginas de este libro:
¡¡¡Boom!!!
Así de sencillo, me parece una poesía explosiva. Y no por ruidosa o estridente, sino por sacudidora.
Me zarandeó. Sus primeros poemas me engancharon de una forma inevitable y no me apetecía escribir una reseña de tipo ¡qué versos tan bonitos! sino algo más, describir aquello que produjo en mí cuando cayó en mis manos este libro.
«Amanecer de Ruiseñores» es un poemario en el que el autor, Ulises Flebes, se maneja con una sensibilidad abrumadora que evoca a los grandes maestros de la poesía.
Los clásicos siempre han producido en mí esa sacudida de la que hablo; son los poetas que han conseguido levantarme de la silla mientras los recito. Esos que te hacen degustar cada palabra pronunciada con una sonrisa en la cara y en ocasiones, provocan que una lágrima asome por el ojo.
Justamente esto me ha pasado con Amanecer de Ruiseñores. Poemas íntimos que sondean las profundidades del alma humana, otros que transcienden los límites de lo conocido, de la ciencia, la espiritualidad o la naturaleza, y otros que enternecen por idolatrar y ensalzar el amor romántico o el que el autor tiene por su familia.
Sobre todo este libro me ha dejado con una grata sensación de calma, al reconocerme ahí. Porque somos minoría los que amamos la poesía de los grandes, los que no nos hemos dejado seducir por lo que se lleva o por lo que vende. Y eso se nota. La poesía de Ulises está muy alejada de lo que últimamente puede leerse con las modas de la contemporánea.
Es un todo. La sencillez y cercanía, la musicalidad de sus versos, la naturalidad con la que escribe y conecta con el lector, pero ¡ay! ese punzón con el que traspasa… ese queda dentro.
En las páginas del principio del libro me encontré reflejada. Ya no como autora, sino como espíritu que cierto día tuvo una comprensión de la conciencia cósmica que todos somos…
Yo soy poeta, poetisa que reinvincarían muchas mujeres, un alma sensible que jamás encontraba su lugar en el mundo.
Hasta que llegó a mí internet y todas las barreras estallaron delante de mis narices como un gigantesco big bang de la información.
¡Pero a lo que voy! (que me fascina hablar de este capítulo de mi vida), el comienzo del poemario es brutal, con poesías como «Consciencia Cuántica», «El Corazón del Silencio» o «Un Amanecer Espiritual». Fue ahí cuando me dije: Dioooos mío que bueno esto Sonia. Y ya no pude parar de leer.
Consciencia Cuántica
Somos pulso que libera
un vibrar evolutivo.
Un murmullo en la rivera
de los siempre misteriosos
bajo un Cosmos pensativo.
Un universo expansivo
que allende los mudos gozos
va observándose a sí mismo
en un himno de unidad.
Se vislumbran señales de un gran istmo
tras los párpados de la eternidad.
Todos los límites desaparecen
contra la sinapsis de una trasmeta
y las torvas dimensiones fenecen
en la catarsis de una mente quieta […].
El Corazón del silencio
Hay un armónico misterio instalado
tras el tránsfugo lila del ocaso,
que fluye, salmo mantra ensimismado
de incólume e indivisible abrazo,
hasta un sináptico y arcano adentro.
El gran corazón del silencio late
con pálpitos de limpia luz granate
entre presagios de un sagrado encuentro.
Su percusión de traspolada estancia
es múltiplo de cero en la distancia.
Hay un preludio de paz, que desde el alma
llena solemne el pulso de los senos,
en ámbitos templados y serenos
con límbico ovillo de bella calma.
Y sigue pero… mejor que leas el libro por ti mismo y sientas la misma sacudida que yo jejeje.
El poemario está lleno de versos increíbles con un riquísimo lenguaje, poemas hondos y creados con mucho mimo y acierto. «El perfume de los labios», «La melodía de la Vida», «Lenguaje», «El plan infinito»… Son más de 100 poesías que me van acompañar siempre, y estoy segura de que volveré a ellas una y otra vez porque me han impactado.
Si eres de los míos, ya sabes, no olvides compartir esta joyita; hará que saborees cada verso con esas ganas que provocan nuestros amados clásicos de la literatura.
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