Si buscas arrancar a alguien un suspiro, Bécquer sin dudarlo lo consigue. Los poemas de amor son lo suyo, tiene tal grado de delicadeza que es imposible no sonreír al leerle.
Si eres de los que aún no ha leído nada de este poeta sevillano del romanticismo español, sin duda va a sorprenderte mucho.
Hoy te dejo por aquí algunos de sus poemas de amor (de Rimas y Leyendas) para que puedas sentir unas cuantas sacudidas, bajo este sublime torrente de palabras que por lo menos a mí, tanto me inspiran.
IX
Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en Occidente
y de púrpura y oro la matiza;
La llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza,
y hasta el sauce inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve un beso.
X
Los invisibles átomos del aire
el derredor palpitan y se inflaman;
el cielo se deshace en rayos de oro
la tierra se estremece alborozada;
oigo flotando en olas de armonía
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran… ¿Qué sucede?
– ¡Es el amor que pasa!
XIV
Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos,
la imagen de tus ojos se quedó,
como la mancha oscura, orlada en fuego,
que flota y ciega, si se mira al sol.
Adondequiera que la vista fijo,
torno a ver tus pupilas llamear;
mas no te encuentro a ti; que es tu mirada:
unos ojos, los tuyos, nada más.
De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir:
cuando duermo los siento que se ciernen,
de par en par abiertos sobre mí.
Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche,
llevan al caminante a perecer:
yo me siento arrastrado por tus ojos,
pero a dónde me arrastran, no lo sé.
XIX
Cuando sobre el pecho inclinas
la melancólica frente,
una azucena tronchada
me pareces.
Porque al darte la pureza
de que es símbolo celeste,
como a ella te hizo Dios
de oro y nieve.
XXI
¿Qué es poesía? – dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul-.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.
XXIV
Dos rojas lenguas de fuego
que, a un mismo tronco enlazadas,
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama;
Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa,
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;
Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al juntarse allí en el cielo
forman una nube blanca.
Dos ideas que a la par brotan,
dos besos que a un mismo tiempo estallan,
dos ecos que se confunden…
Esas son nuestras dos almas.
XXV
Cuando en la noche te envuelven
las olas de tul del seuño,
y tus tendidas pestañas
semejan arcos de ébano;
por escuchar los latidos
de tu corazón inquieto,
y reclinar tu dormida
cabeza sobre mi pecho,
diera, alma mía,
cuanto poseo:
¡La luz, el aire
y el pensamiento!
Cuando se clavan tus ojos
en un invisible objeto,
y tus labios ilumina
de una sonrisa el reflejo;
Por leer sobre tu frente
el callado pensamiento
que pasa como la nube
del mar sobre el ancho espejo,
diera, alma mía,
cuanto deseo:
¡La fama, el oro,
la gloria, el genio!
Cuando enmudece tu lengua,
y se apresura tu aliento,
y tus mejillas se encienden,
y entornas tus ojos negros;
Por ver entre tus pestañas
brillar con húmedo fuego
la ardiente chispa que brota
del volcán de los deseos,
diera, alma mía,
por cuanto espero,
¡La fe, el espíritu,
la tierra,el cielo!
Si crees que alguien puede necesitar escuchar o leer estos poemas de amor, comparte este post por tus redes sociales, ¡la poesía es vida!.
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