Poemas de Amor y Guerras

Poemas de Amor y Guerras

Hace poco buscando poemas de amor recordé algunos poetas centroamericanos que tienen una especial delicadeza para mi gusto.

En estos momentos, sentada frente a la pantalla, no se me ocurre mejor manera de pasar la tarde que con un café bien caliente, y compartiendo las palabras de estos genios contigo.

Espero que te conmuevan y te ayuden a pasar un momento de paz y de dulzura hagas lo que hagas en estos instantes.

Encontrarás el reflejo del amor en todos ellos…

Guerras, separaciones, pérdidas y anhelos jamás callarán a ningún poeta, ¿te apetece descubrirlos si aún no se han cruzado en tu vida?

Poema de Salomón de la Selva

Así como en las copas de los buenos festines

rebosa el vino oscuro

y deja roja mancha en los manteles,

tus ojos rebosan cariño

y tu rostro

se inundaba de rubores.

 

Tu mirada

era más dulce que el sueño y más consoladora,

y era mejor que el baile con mujeres

luchar contigo cuando helaba

sentir tu aliento puro en las mejillas

y tu púgil vibrar en todo el cuerpo.

 

La Paz, de Salomón de la Selva

– Es una mujer bella

que ríe en los trigales verdes

y se duerme desnuda entre los surcos

de los campos dorados.

Bajo el sol la he visto, y en la lluvia

que hace fértil la tierra.

Su piel es suave como el lino hilado,

su carne huelo a heno,

sus  senos son como las trojes repletas,

su risa hace volar el polen

y llover – ¡oh garúa de colores!-

las flores de los árboles frutales;

su voz conforta como el bullir de un puchero,

su aliento es el calor de los hogares,

y por ella brillaba mi guadaña

como una luna nueva

y las bocas inocentes de mis chicos

¡olían a manzana!

 

– Es una mujer bella.

Muchas veces la he visto en la Avenida.

Lleva medias de seda

y chapines de raso,

guantes de cabritilla,

que le cubren los brazos,

y pieles estupendas.

Cuando pasa,

deja siempre una estela

de fragancia,

y tras ellas se ahogan

las miradas.

Los viernes tiene palco en la ópera.

La música es para ella,

y los muebles de cedro y de caoba,

y los lechos encortinados de brocado,

y los coches de lujo,

y la labor de los joyeros,

y las maravillas importadas,

y los trasatlánticos que con como palacios. (…)

– Es una mujer bella

como un jardín:

Hay rosas y azucenas

y una fuente en su carne;

sus dedos con como las hojas de los álamos,

sus cabellos tiene olor de pino,

y el pelo de sus senos es como musgo de oro;

sus labios parecen hojas nuevas;

su vientre es un remanso

florecido de lotos;

sus piernas

son pedestales griegos,

y tiene cincelados

en las rodillas tersas

vernos latinos del Renacimiento.

Yo por ella

he creado una dalia con perfume

y rosas sin espinas

y una amapola de agua que se abre como una nube.

 

– Es una mujer bella.

Su cabellera es de bronce bruñido.

Lisas como marfil son sus caderas

y también de marfil son sus tobillos.

Su frente es plata pura

y sus mejillas oro

y alabastro la nuca

y alabastro los hombros

y los pechos de ónix

y las piernas de mármol.

Su vientre es un espejo de cristal de roca.

Las uñas de sus pies las hizo Benvenuto

y a lo largo de sus brazos

calígrafos árabes escribieron poemas

con una tinta de zafiros.

Sus ojos son topacios

y sus párpados tienen las sombras de las perlas;

sus labios son rubíes

que todavía no se han cristaliado.

¡Ah, y quien pudiera hacer suya

la sacrosanta mina de granates!

Ese mortal engendraría

hijos más bellos que los inmortales.(…)

 

Amor de geranio, Otto-Raúl González 

Amo, geranio, tu corola roja

y la raíz que te sostiene oscura,

tu tierno tallo de jovial cintura

y el amarillo vértigo de tu hoja.

 

Amor de cuerpo entero y de congoja

este que siento por tu gracia pura,

amor de largo beso y mordedura

este que ahora duéleme y aherroja.

 

Porque me das la luz que desaloja

la espesa sombra que mi ser tortura

mi ser ante tu ser su amor deshoja.

 

Porque eres la razón de esta locura

de estar amando sin razón, se antoja

alto tu ser que entrégame a su altura.

Los genios, de Otto-Raúl González

Hay genios tutelares en los bosques

que incesantes trabajan día y noche,

entre otras éstas son sus profesiones:

el que abre las corolas de las flores,

el que enciende las estrellas y edifica la noche,

el que da brillo a las hojas del laurel doble,

el que mueve un manubrio de oro en los girasoles,

el que viaja en el viento distribuyendo el polen,

el que busca alimento en los zenzontles,

el que da de beber a los venados jóvenes,

el que pule con un rayo de sol las espaldas del bisonte,

el que borda con seda del ovillo de la luna ocre

sobre lienzos cortados de la noche

el soberbio ropaje de pumas y coyotes,

el que pulsa la corriente de ríos monocordes,

y precisa remansos de ensueño y aluviones,

el que transforma en música las voces

que vagan desunidas por el bosque,

el que dirige al viento como a un caballo noble

y que galopa a través de las copas de los robles

o desmonta al pasar sobre las hierbas y flores,

el que vierte la lluvia sobre la sed del bosque,

el que guía en la noche a los pastores

y enciende la lumbre en los tizones

y el que llama a la danza con ocultos tambores

pues que muchos de estos dioses

les son favorables a los hombres.

Así dicen los códices.

De rumorosos ríos claros, de Otto-Raúl González

De rumorosos ríos claros

que ignoran los cartógrafos,

de pájaros no clarificados

que habitan en los márgenes de sos ríos,

y de flores evadidas

al primoroso afán de los botánicos,

es el amor con que yo te amo.

No hay plumaje capaz que diga al tacto

su suave superficie

ni laborioso encaje que repita

su milagrosa trama.

No tiene el tallo de una flor de china

su delicada carne

ni sándalo ni ciprés ni encina o haya

son sustentados por raíz tan honda.

De puro carbón iluminado,

de apasionadas frases nunca dichas,

es el amor, amor, con que te quiero.

 

Amo tu espalda, de Otto-Raúl González

Amo el ingenuo mundo de tu espalda,

su adormecida luz, su mina de diamantes,

su río navegable;

amo tu espalda, de algodón en rama,

tu espalda de viejo bosque de marfil,

de isla no descubierta en el océano,

tu espalda de bambú y de porcelana.

 

De «Novela por Rosario Castellanos», Conocimiento de R. , de Otto-Raúl González

En el sendero de la adolescencia

nos conocimos caminando juntos

estudiando las comas y los puntos

de la frase fugaz de la existencia

 

En los libros buscábamos la esencia

de la vida y hallábamos trasuntos

esquemas referencias y difuntos

enfoques sin ninguna trascendencia

 

En busca así de ka sabiduría

un día descubrimos la corriente

de linfa tornasol de la poesía

 

Ella se sumergió tan hondamente

y tanto tiempo que al salir tenía

llanto en los ojos y astros en la frente.

 

De «Novela por Rosario Castellanos», En donde aclara cómo pensaba R. , de Otto-Raúl González

Hay la alegría de la luz despierta

y hay el misterio de la luz dormida

entre vigilia y sueños da la vida

huyendo siempre de la sombra yerta

 

Al cerrar una abrimos otra puerta

al curar una abrimos otra herida

entre heridas y puertas va la vida

en busca de la puerta que esté abierta

 

Hay los jardines de la dicha cierta

y hay los desiertos de la pena hundida

dichas y penas que el vivir concierta

 

pero la vida siempre nos convida

a las mejores frutas de su huerta

que de no ser así no fuera vida.

 

Tormento Rabioso , de Otto-Raúl González

Si querer no querer es una huida

que debo no querer lo que yo quiero

cómo quieres que quiera lo que espero

que nunca he de querer en esta vida

 

Queriendo este querer quiero la herida

por donde día a día yo me muero

pues quiero no querer con verdadero

querer a quien por mí es así querida.

 

Y quiero no quererte por temida

queriendo no quererte estoy entero

seguro de mí mismo y de mi vida

 

Aunque por no quererte desespero

no cambiaré la norma establecida

que no te quiero porque sí te quiero.

 


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Acerca de Sonia Molinero Martín

Escritora, Redactora Digital y Consultora Literaria. Siempre he querido empezar con este viaje, mi pasión crónica por escribir es la que me trajo hasta aquí y ya no pienso bajarme de este tren...
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