Quizás te apetezca un poquito de contundencia poética en este momento 😉 .
Creo que hoy era el día idóneo para compartir contigo unos cuantos poemas de poetas que me gustan…
Así que, traigo a nuestros días unos versos de este poeta madrileño de la generación del 36, que publicó esta magnífica obra.
Se titula «Descansar en la Frontera», y él es Arturo Serrano Plaja. Tengo que reconocerte que me ha tenido ensimismada en estos últimos días…
No sé por qué, pero me atraen muchísimo sus rimas y su rotundidad.
Sin más, vamos a ello:
Sonetos y otros poemas
II
De tanta soledad, de tanta muerte,
de tanto sufrir hondo y sin consuelo,
apenas si otra cosa que mi duelo
quedaba en el camino de mi suerte.
Y al cabo del dolor vengo yo a verte,
vengo a sentirme huésped de tu suelo
y serenar mi sangre en un desvelo
que tiene por misión reconocerte.
Aquí estoy en silencio solamente.
Aquí pronuncio un nombre, y a mi grito
aquí vuelve un milagro su cabeza
con un temblor moreno, mansamente.
Mi tímido recuerdo queda escrito
y en él, y con mi pluma, su pureza.
III
No sólo dejo atrás muerte que yerra.
Tengo además de rabia, furia y pena,
para ofrecerte, pura, una cadena
de gloriosa memoria de mi guerra.
Una llama vivísima que encierra
nuestra llama de amor y, más serena,
se eleva indestructible, crece y suena
a viva libertad alta en la tierra.
Como un árbol sincero nos ampara:
a ti, de tu indefensa criatura,
y a mí, de mi recuerdo desterrado.
Que la encendida España que he dejado
en esa pasión doble se asegura
con una doble espada que se alzara.
IV
Con las alas abiertas, malherida
de pura transparencia marinera,
admíteme en tu barca, pasajera
de todo un largo viaje, de una vida.
Anuncian las sirenas la partida
con un clamor de gozo por bandera,
en tanto que la mar, en la escollera,
su blanca espuma deja enardecida.
En esta oscura noche y sosegada,
postrera de una vida que termino,
un rayo me ilumina de tu frente:
la pura paz, opaca en tu mirada,
con sólo imaginarla en mi camino
me alumbra y me consuela eternamente.
V
Al paso de las horas nos morimos
porque la vida pasa acelerada.
Y hallándonos en esa encrucijada
de pasos y muertes en que vivimos,
al tiempo en el amor restituimos
esa deuda de vida enajenada.
Que así como la muerte está trazada,
vivos están momentos que tuvimos.
Vive tu luz gozosa en mi memoria
de aquella tu mirada primeriza.
El crónico pavor no la desgasta,
ni el fuego en que vivimos nos desbasta,
ni muere su rescoldo entre ceniza,
ni reduce su estirpe a sólo escoria.
Segunda parte…
I
Si mirando hacia afuera nada vemos
y andando tan deprisa nos quedamos
en el mismo lugar que comenzamos
la frenética vida que tenemos.
Si al escuchar en silencio detenemos
el pulso de la sangre que llevamos
y en ella y en su afán tampoco hallamos
el pulso de la muerte que tememos.
Si mirando al revés vemos derecha
la tuerta torcedura que nos tuerce.
Si sólo soy extremos y sin medio.
Si el ancho resplandor es puerta estrecha.
Si no hay valor que valga y nos esfuerce
¿por dónde acudirá nuestro remedio?
III
A fuerza de soñar, vamos despiertos
al sueño que nos tiene prometido
la vida con su término escondido
en su rincón de números inciertos.
Con un reloj de arena en los desiertos
senderos que nos llevan al olvido,
medimos ese afán tan encendido
que nos hace vivir estando muertos.
Y muertos de milagro encadenado
tan hondo es el abismo de la vida,
tan poca fe tenemos, que soñamos
un cielo como un rostro ensimismado
donde es morir el punto de partida,
vivir, el recordar lo que esperamos.
Si buscabas poemas de poetas diferentes, y éstos te han gustado, no dudes en compartirlos con los tuyos a través de las redes sociales.
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