Hoy no es el día de la madre, pero tuyos pueden serlo cualquiera en todos estos años…
Por eso he querido dedicarte este poema de amor, con todo el amor que en mí sembraste.
A mi madre, a la guerrera.
Dama de mis noches, eterna compañera.
No hay momento en mi pasado en que tu huella no estuviera.
Volaste libremente, cual eterna alma viajera.
A tu lado yo entendí cómo y cuánto eres de bella.
Siempre unidas, siempre alerta, ese hilo inseparable.
Conocemos lo que estira, lo que cunde y lo que abre.
Velamos aunque rememos,
juntas, locas, indomables,
tenemos un gran surtido de dulces y de vinagres…
Mi guardiana en las tormentas, casi hermana y siempre guía.
Fui tu mayor tesoro, tu el mío y no lo sabías.
Ahora yo lo valoro, más que entonces, no lo hacía.
A ti debo fortalezas, por la vida interrumpidas,
también dolor momentáneo, que ya no tiene valía.
Te amo, te debo todo.
Pienso en ti noche y día,
pero ahora me perdono, porque siento que me nace
decirte que no lo hacía.
Ni a ti tampoco…
Por tantos días tan duros,
por tantos días tan malos,
y tantas cosas vividas
que a las dos nos hacían daño…
Y que te adoro, que te extraño,
que no vuelvas todavía. A ser sin ser como eres, lo eres todo amiga mía.
Que eres una mujer completa, que me tienes en tus días.
Aunque ahora estemos lejos, sólo en cuerpo, no en la quilla…
De un barco sin dueño ni nombre
que habita en nuestras mesillas,
que custodia nuestras noches…
A ti debo esta bondad,
descubriendo a cada día,
que el amor sigue fluyendo
y que tenemos la dicha
que sin duda, merecemos,
cualquier madre y cualquier hija.
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Seguro que muchas de nosotras necesitamos decir y escuchar esto y a veces no somos capaces de sacarlo de nuestro interior.
El amor que siente una madre y su hija es incomparable e indestructible y jamás ninguna de ellas debería de callar lo que siente por la otra.
La vida es una misteriosa madeja de oportunidades, buscad la vuestra.
Para expresar ese amor que siempre os ha hecho permanecer pese a todo unidas.
Un fuerte abrazo para todas las mujeres valientes que son capaces de sacar a sus hijos e hijas adelante. Yo por mi parte, he tenido mucha suerte, cuento con una auténtica guerrera por madre.
Siempre auténtica…mi más sincera enhorabuena…y como dijo Charles Dickens » El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico» tú las haces vibrar con mucha facilidad. Gracias por estar ahí… Te quiero.
Muchísimas gracias prima, me encanta la forma que has tenido de verlo, esa frase es muy gorda jejeje 🙂 gracias a ti por haberlo sentido y leído, te quiero mucho!!! Besitos a tus tesoros